lunes, 29 de febrero de 2016

DIGAMOS QUE HABLAMOS DE MADRID 10 (Continuación)

CURIOSIDADES DE MADRID, LA GRAN VÍA
Para los turistas, la calle centenaria es el «Times Square» madrileño, testigo de alguna de las historias como las que aquí se relatan.   VARIOS NOMBRES PARA   UNA MISMA CALLE

       A la izquierda, operarios  renombrando la actual Gran Vía como Avenida de Rusia.                                   A la derecha, rebautizada como «José Antonio» tras la Guerra Civil- 
 Las obras de la Gran Vía de Madrid arrancaron el 4 de abril de 1910. El Rey Alfonso XIII derribó simbólicamente las paredes de la «casa del cura», el primer edificio de los trescientos que hubo que tirar abajo para construir su nuevo trazado. Una gran avenida que, inicialmente, contó con la oposición de los vecinos. Se estrenó antes como zarzuela que como calle. Pero no recibió oficialmente el nombre de Gran Vía  hasta 1980. Dividida en tres tramos, se denominó: Avenida de Conde de Peñalver, Pí y Margall y Eduardo Dato hasta la Guerra Civil. Durante la contienda adoptó varios nombres: Avenida de Rusia, de la URSS, de la CNT, de México, de la II República. En el mismo periodo recibió los nombres populares de la «avenida de los obuses» o del «quince y medio» -el calibre de los proyectiles que caían sobre el edificio de la Telefónica-. Al término de la Guerra Civil recibió el nombre de la Avenida de José Antonio. Pero los Madrileños Siempre la llamaron: Gran Vía y, finalmente se la denominó Gran Vía en 1980.
                                     LA “LIBERTAD”, NO LA «UNIÓN Y EL FÉNIX»
El Edificio Metrópolis se levantó en 1911, símbolo de una nueva arteria de Madrid: la Gran Vía. Desde entonces, es uno de las esquinas más fotografiadas de la capital, imagen recurrente de la ciudad en postales y cuadros. Fue la elegante y moderna sede de la aseguradora La Unión y el Fénix. Se quedó con ese nombre gracias a la escultura que remataba su cúpula –emblema de la empresa– y, pese a lo que muchos creen, no es la que adorna actualmente el edificio. De hecho, lo que algunos señalan como un ave fénix no lo es. El edificio, levantado sobre el solar que dejó otro singular bloque llamado la “Casa del Ataúd”, cambió de nombre y de estatua en 1972. La aseguradora Metrópolis lo compró y la “Unión y el Fénix” se llevó la figura que lo coronaba hasta entonces. Desde entonces, una estatua de una “Victoria Alada” luce en la cima, sin embargo, muchos aún ven en ella una representación del animal mitológico.

                                   A la izquierda, la antigua estatua de “La Unión y El Fénix”
                 A la derecha, la "Victoria Alada" que culmina el Edificio Metrópolis desde 1977.
 “SI VIS PACEM PARA BELLUM”        

                            Máxima latina sobre la entrada del Casino Militar de la Gran Vía-
El Centro Cultural de los Ejércitos compró un solar por un millón y medio de pesetas, de las de entonces, y construyó sobre él el edificio que, todavía hoy, alberga su sede. El lugar no podía ser más representativo: la recién nacida Gran Vía. Era noviembre del año 1916. Popularmente conocido como Casino Militar, nació con el fin de difundir la actividad cultural y recreativa entre militares y civiles. Y así permanece hoy. En su puerta está una de las entradas más singulares de la centenaria calle. Sobre ella se puede leer la máxima latina «Si vis pacem, para bellum» (Si quieres la paz, prepara la guerra)
LA PRIMERA CASA DE LA GRAN VÍA
El 17 de noviembre de 1903, el todavía jovencísimo periódico ABC se hacía eco de lo que sería la primera casa de la Gran Vía, cuyas obras comenzaron en 1910, con el rey Alfonso XIII como maestro de la ceremonia. El conjunto, avenida y construcciones, fueron concebidas como un paso clave en la historia de Madrid; el cambio de Villa a gran capital. En ese contexto, este diario dedicó una columna a una edificación que todavía hoy, después de más de cien años, se conserva en pie en un esquinazo de Callao con Preciados.   Si bien hay versiones contradictorias sobre cuál es la construcción primigenia, con algunos escritos que aseguran que se ubica en el número 8 de la calle, en la confluencia con Víctor Hugo, lo cierto es que la explicación dada en esta crónica no da lugar a dudas. «Muy pronto se alzará en el solar de la plaza del Callao, que da frente a la Puerta del Sol y está en la esquina de la calle de Preciados, la que será la primera casa de la calle que ha de formar parte de la Gran Vía de Madrid». 
    (YA NO SERÁ IGUAL)              SIEMPRE FUE ROJO            El Edificio Telefónica fue inaugurado en 1930 y se convirtió en el edificio más alto de España hasta 1953, fecha en la que se terminó el Edificio España. En su singular torre se instaló un reloj de neón en color rojo que ha formado parte de las instantáneas de la Gran Vía hasta julio de 2013. Desde entonces, la compañía cambió la luz del reloj a azul y sustituyó las piezas exteriores del perímetro del reloj por otras led de menor consumo.
     TERMAS, BAÑOS Y UNA GRUTA DE HIELO


Bajo el ruido y movimiento de la urbe se esconde un remanso de paz subterráneo. Piscinas tematizadas y climatizadas a distintas alturas, baño turcos, jacuzzi o una gruta de hielo, entre otros, te transportarán a sensaciones y lugares exóticos dentro del hotel Senator. Gran Vía, 70



EL PRIMER AIRE ACONDICIONADO 


Es característica inherente a la Gran Vía su consideración como representante cosmopolita y vanguardista de la capital de España. Pero no sólo es perceptible en su estilo y proyección, sino también en su historia. Así, en dicha avenida se construyó el primer aire acondicionado de Madrid. Fue en 1933 cuando el edificio Carrión, donde se ubicaban los cines Capitol, dio un paso a la modernidad en la necesaria lucha de la ciudad contra el sofocante calor de los meses de verano. Suponemos que mereció la pena aunque el aparato ocupara tanto como el espacio de butacas. Lo que no alcanzamos a imaginar (o sí) era el ruido que generaba                 

UNA HISTORIA EN CADA ESQUINA TOROS EN LA GRAN VÍA
.
El toro de lidia que anduvo suelto
Diego Mazquiarán selló su tarde más gloriosa en enero de 1928 y no fue en un ruedo. Un toro bravo desbocado sembró el pánico desde el paseo Virgen del Puerto hasta la Gran Vía. Allí, este torero espontáneo cogió su abrigo, mandó a su mozo a por un estoque a su casa y brindó al improvisado público una faena histórica. La gente pidió las dos orejas mientras le vitorea y aclamó a «Fortuna» –el sobrenombre del matador de toros– como héroe por evitar una tragedia. Mazquiarán recibió por ello la cruz de Beneficiencia. Su carrera estuvo llena de altibajos hasta su muerte en 1940, interno en un manicomio de Lima, en Perú.
CHICOTE Y LA PENICILINA DE ESTRAPERLO
Cuenta la historia que el médico Carlos Jiménez Díaz (1898-1967) salvó su vida en 1944 gracias a la dosis de penicilina que consiguió comprar de estraperlo en el bar de Perico Chicote en la Gran Vía. Este bar por el que pasó «la crema de la intelectualidad» se convirtió en el centro de negocios de estraperlo más famoso de toda la capital. Los años 40 y 50 fueron su época dorada y en, su historia, consta como el único sitio que logró traer a Madrid las primeras medias de seda. Lujoso y clandestino, romántico y furtivo, así fue el local de moda madrileño que Perico Chicote convirtió en un símbolo de la ciudad. El coctelero fundó este local en 1931 y, aún hoy es sinónimo de cócteles exquisitos, gastronomía y diversión.

LA CASTAÑERA QUE CONFUNDIÓ A EINSTEIN CON EL INVENTOR DEL AUTOMÓVIL


Albert Einstein y el Rey Alfonso XIII 
su visita a Madrid.
Albert Einstein tenía razón: las ondas gravitacionales existen.Lo que no sabemos es si los detalles del hallazgo, predecido por el científico en 1916, ocupó parte de su agenda cuando visitó Madrid siete años después, en 1923
Einstein puso pie en la capital envuelto en una gran expectación. Su presencia en la ciudad, como en el resto de ciudades españolas que visitó, marcó la agenda informativa de los medios y despertó el interés de la gente. La mayoría sabía quién era, pero conocer su trabajo, como la Teoría de la Relatividad o las confirmadas ondulaciones en el espacio, eran palabras mayores.
El científico tuvo un divertido episodio con una castañera en plena calle. Cuando caminaba, fue reconocido por la vendedora, seguramente por sus inconfundibles rasgos físicos: bigote y melena alborotada. ¡Viva el inventor del automóvil!, exclamó convencida de que la fama de aquel hombre remitía a ese hallazgo.




domingo, 28 de febrero de 2016

DIGAMOS QUE HABLAMOS DE MADRID 9 (Continuación)

                      FANTASMAS Y MISTERIOS DE MADRID

Madrid es una ciudad mágica que cuenta con un amplio catálogo de edificios encantados y misteriosos, donde han ocurrido sucesos inexplicables que, nos plantean una gran cantidad de enigmas sin resolver. Os presentamos una ruta inquietante y en la que pasarás "Miedo".        
        EL "MACABRO" JARDÍN DEL EDÉN SE ESCONDE JUNTO AL PASEO DE LA CASTELLANA       
La capital esconde este curioso espacio, en la que la representación de Adán y Eva no pasa desapercibida.
 Presiden un espacio dedicado a la ciencia pese a representar la creación del hombre por Dios en el Génesis de la Biblia. Madrid tiene a sus particulares Adán y Eva, representados como dos esqueletos, en el Real Gabinete del Museo de Ciencias Naturales. Un lugar histórico que esconde espacios tan curiosos como éste. El Jardín del Edén es para este museo un «lugar metafórico para dar nombre a las cosas. A sus personajes no les falta detalle y Eva lleva en su mano la famosa «manzana del pecado». «Su drama no se ha producido todavía», aseguran desde el museo: «Aunque Eva tiene una manzana en la mano, Adán sonríe y la serpiente no está a la vista, pero el espectador puede mirar hacia arriba, sólo para cerciorarse...» Su fondo, el «jardín», está formado por minerales y fósiles, un gran ammonites, la mandíbula de un mastodonte y una enorme vértebra. «Están colocado juntos físicamente para dar una sensación de aglutinación histórica; aglutinación de muchos detalles de origen natural para ser observados, asimilados y admirados en un lugar pequeño y artificial», aseguran.  
                                                          PALACIO DE LINARES
 No hay en Madrid fantasmas más famosos y enigmáticos que los del Palacio de Linares. Antes de que el inmueble fuera re-modelado para convertirlo en Casa de América, las voces de los fantasmas y hechos extraños dieron un encantamiento inquietante a este edificio que da a la Plaza de la Cibeles. Se dice que este lugar maldito fue escogido por los franceses durante la guerra de la Independencia para levantar una cárcel donde recluían, ejecutaban y enterraban a sus víctimas.
Visitar este palacio es adentrarnos de lleno en la trágica historia del primer Marqués de Linares, José de Murga; su esposa, Raimunda, hija de una cigarrera de Lavapiés, y con ella la historia de desgracias que acompañó a la pareja hasta su muerte y que convirtió en leyenda al palacio y sus fantasmas. Y es que, cuenta la leyenda que el marqués de Linares se casó sin saberlo con su hermana ilegítima y fruto de esta relación “incestuosa” nació una niña. Cuando el matrimonio lo descubrió, asesinaron a su hija y tapiaron el cuerpo en la llamada Casa de muñecas, un edificio adosado al palacio habilitado como zona de juegos para sus futuros hijos. Parece ser que la marquesa murió de pena y el marqués acabó suicidándose de un disparo y sepultado en los jardines. Los espíritus del padre y de la hija se han aparecido en el palacio.
                                                  CASA DE LAS SIETE CHIMENEAS
Parada obligatoria dentro de esta misteriosa ruta es la Casa de las Siete Chimeneas, hoy sede del Ministerio de Cultura, para buscar por sus azoteas la figura del bello fantasma vestido de blanco, que va acompañado de una antorcha. Se dice que es el fantasma de doña Elena, hija de un montero de Felipe II, viuda prematura del capitán Zapata y muerta en extrañas circunstancias. No fue el de Elena el único fantasma de la casa de las Siete Chimeneas, más casos se dieron a lo largo de la historia…   
  Para hacer un itinerario por el Madrid más tétrico siempre hay que pasar por la Casa de las Siete Chimenas, probablemente el punto de la ciudad que más historias de misterio encierra aunque nos centraremos solo en una, en la que le dio su merecida y perturbadora fama. Está situada a metros de la Gran Vía, en la Calle Infantas y desemboca en una plazuela con encanto, la Plaza del Rey. Hoy en día en este edificio, fácilmente reconocible por las siete chimeneas que coronan su tejado, tiene su sede el Ministerio de Cultura y parece un palacio antiguo sin más relevancia, pero no debemos dejarnos engañar por su inocente apariencia, su existencia siempre ha estado ligada a hechos oscuros y tenebrosos.
Levantada en el Siglo XVI, el edificio se construyó por orden de un montero de Felipe II quien se la regaló a su hija Elena,  recién casada con un Capitán de la Armada Española, el Capitán Zapata. En esta casa la pareja fijó su residencia y vivió feliz, pero a las pocas semanas él tuvo que acudir al frente a combatir a Flandes, a la batalla de San Quintín. Elena quedó sola en casa, desamparada, esperando noticias de su marido hasta que recibió la peor notificación posible, su esposo acabar de fallecer en el frente.
La joven viuda entró en un estado de desconsuelo máximo, sumida en la mayor de las amarguras, sin entender a razones. Loca de pena y desconsolada se convirtió en un alma errante que deambulaba por la casa hasta que un día apareció muerta, tumbada sobre la cama, eso sí, con una enigmática sonrisa dibujada en su rostro. Aparentemente había muerto por desamor pero la gente del servicio siempre mantuvo una opinión bien diferente, su ama mostraba claros signos de violencia cuando apareció muerta en su alcoba. El extraño fallecimiento de Elena pronto se convirtió en la comidilla de todo Madrid y un secreto, hasta entonces oculto, no tardó en vez la luz. Elena tenía un amante y éste no era un cualquiera, se trataba nada más ni nada menos del monarca regente, Felipe II.
Fue el propio rey el que encargó abrir una investigación a fondo para esclarecer las misteriosas circunstancias del suceso pero cuando las personas adecuadas llegaron a la Casa de las Siete Chimeneas para comenzar su trabajo descubrieron que el cadáver de Elena había desaparecido. Nadie lo había visto salir pero tampoco estaba en su interior, ¿dónde estaba el cuerpo inerte de Elena?
  Es a partir de ese momento y de esa extraña desaparición cuando se empezaron a producir una serie de extraordinarias apariciones en la casa. Fueron muchos los testigos que juraron haber visto a un espectro caminando por el alero del tejado. Una doncella vestida de blanco que desfilaba con paso lento, unas veces sujetando una antorcha y otras, dándose golpes en el pecho. Un fantasma que a la vista de todos, terminaba su enigmático paseo, firme y quieto, apuntando con uno de sus brazos, de forma clara hacia el Alcázar, residencia entonces del monarca…
Con el paso de los años y del tiempo las apariciones dejaron de producirse y la historia de Elena cayó en el saco del olvido. Por el palacio pasaron muchos nobles y terratenientes hasta que en el Siglo XIX, el Banco de Castilla se hace con la propiedad de este peculiar edificio. El misterio de Elena recobró importancia con un inesperado giro en la trama. Durante las obras de reforma del edificio, tras uno de los muros del sótano, unos operarios descubrieron, con estupor, el cadáver de una mujer con un puñado de monedas de oro, éstas, curiosamente, de la época de Felipe II…
No obstante, estos no son los únicos acontecimientos misteriosos que rodean a la Casa de las Siete Chimeneas. Años más tarde, en el Motín de Esquilache que se produjo este mismo edificio, un mayordomo fue golpeado hasta la muerte y de forma mucho más reciente, en 1960, en unas nuevas reformas se encontró un nuevo cuerpo, éste masculino y por supuesto anónimo, tras una de las paredes de la casa. Así se escribe la historia de la casa encantada.
                                                                                         PLAZA MAYOR
También, en la Plaza Mayor han aparecido a lo largo de la historia los fantasmas de los ejecutados por orden de la Inquisición. Y es que, nos encontramos con un lugar cargado de historia que sirvió de escenario de corridas de toros, representaciones teatrales pero también de ejecuciones y autos de fe. De hecho, hasta finales del siglo XVIII se realizaron aquí las ejecuciones capitales de todas aquellas personas acusadas de brujería y de no profesar la fe cristiana, lo cual constituía todo un espectáculo llegándose incluso a alquilar los balcones que daban a la plaza para asistir a dichas ejecuciones. Con un poco de imaginación escucharemos los gritos desgarrados de los ejecutados. Incluso podemos encontrar el fantasma de un toro que bramaba todas las tardes justo a la hora en que fue sacrificado.
Los vecinos que viven en tan céntrico lugar comentaban que de noche se podían oir los gritos de los ejecutados por la Santa Inquisición, que torturaba y ejecutaba en este lugar a los infieles hasta el siglo XVIII.
                                                       PALACIO REAL     
Cuenta la superstición que, antiguamente, los terrenos situados entre la cuesta de San Vicente y San Francisco El Grande, estaban habitados por brujas, duendes y fantasmas, que empezaron a manifestarse durante el reinado de Alfonso VI y la construcción del antiguo Alcázar, en 1537, por haber visto perturbada su paz. Muchos obreros murieron inexplicablemente durante la construcción. El suceso más importante ocurrió el día de Nochebuena de 1734. Mientras Felipe V pasaba las fiestas en el Palacio del Buen Retiro, misteriosamente el fuego devoraba el Alcázar y las llamas destruían para siempre pinturas y objetos de gran valor. Fue tan violento el incendio, duró 4 días, que, según relatos de testigos, muebles y cuadros eran arrojados por las ventanas al no ser posible sacarlos por las puertas. Así se salvaron grandes telas de maestros, que hoy admiramos en el Museo del Prado. Todavía pueden observarse hoy, por ejemplo, los efectos del chamuscado en el retrato ecuestre del Emperador Carlos V en la Batalla de Mulberg, de Tiziano.  
Cuenta la leyenda que el incendio fue provocado por la venganza de las ánimas que habitaban el lugar y que vieron perturbada su paz. Entonces, Felipe V encargó en 1735 erigir el palacio “más grandioso del mundo”, según sus propias palabras, sobre las cenizas del Alcázar. Por temor a nuevos incendios, la entera construcción fue realizada en piedra. La consecuencia fue que las habitaciones del palacio, todas abovedadas, exigieron tal espesor de los muros para el contrarresto y soporte de las bóvedas que este espesor alcanzó en la planta baja los cuatro metros. Comienza entonces una remodelación que no está exenta de leyendas. Por ejemplo, durante su construcción se rumoreaba la existencia de fantasmas o demonios que trepaban por sus muros, aún por concluir, ante el asombro y miedo de los obreros.
También hubo “accidentes laborales” achacados a espíritus malévolos que empujaban al vacío a los trabajadores. Ante estas manifestaciones maléficas, Felipe V decidió realizar un exorcismo.
Su esposa, Isabel de Farnesio, una mujer con fama de supersticiosa, también liga sus sueños a esta construcción. Cuenta la leyenda que tras una espantosa pesadilla en la que veía cómo un terremoto asolaba Madrid, ordenó retirar todas las estatuas de las balaustradas y colocarlas en la plaza de Oriente. Quiso así poner a salvo su vida de una premonición en la que moría aplastada por una gran estatua.
 Al finalizar las obras, y para que el arquitecto no pudiese construir otro palacio igual, Felipe V ordenó que le sacaran los ojos y le cortaran los brazos y la lengua. Cuenta también la leyenda que una de las cabezas que adorna el frontispicio del Palacio representa a uno de los arquitectos y que algunas noches se oyen voces y ruidos y se mueven muebles en salas cerradas, provocados por él. 
     CAMPO DEL MORO       
 Y si sus muros fueron testigo de hechos que muchos calificaron como paranormales, su entorno también ha pasado a la historia con leyendas de misterio. Es el caso del Campo del Moro, un bello jardín palaciego que en sus orígenes sirvió de escenario de torneos y cacerías y que, con el paso del tiempo se trastocó en paraje fantasmal para la aristocracia. 
 Mucho se habló del fantasma embozado del Campo del Moro quizá para tapar embarazos no deseados y del oso desaparecido. Cuenta la leyenda que el rey Juan II, aunque tildado de homosexual, pobre de carácter y fácilmente influenciable, fue muy bien recibido por el pueblo de Madrid. Se le obsequió con un osezno y su domador, que fueron instalados en el Campo del Moro. El adiestrador amaestró al animal violentamente. Una noche, el oso se escapó de su jaula y al día siguiente desapareció su domador. En las noches de luna llena los centinelas contaban que se oían pisadas, gruñidos y gritos humanos. Esta leyenda cobró fuerza con el paso de los años.
                                                            MUSEO REINA SOFIA
Pero los casos de apariciones de fantasmas y duendes en Madrid no solamente se remontan a siglos atrás donde las creencias en lo sobrenatural estaban más arraigadas. A finales del siglo XX se han registrado también casos que han alcanzado gran popularidad. Tal es el caso de Ataúlfo, un fantasma que vaga por las galerías del Centro de Arte Reina Sofía, y que dicen puede ser el alma de un sacerdote en pena. Otros estudiosos del tema dicen que el Guernica está maldito y que el fantasma es Picasso, que no está de acuerdo en que su obra esté en un hospital convertido en Museo. Y es que, tenemos que recordar que este edificio encantado antes que pinacoteca fue el antiguo hospital general San Carlos, lugar donde murieron muchos pacientes que eran tratados de epidemias que en aquél momento asolaban la población. Los fallecidos eran enterrados en el subsuelo de este recinto…
Voces y gritos en salas vacías, puertas que se abren y se cierran solas, alarmas que saltan sin que se encuentre la causa técnica de este fallo. Son algunos ejemplos de los hechos denunciados a lo largo de los años por funcionarios y vigilantes del Museo Reina Sofía. Unas circunstancias que han dado lugar a la formación de una siniestra leyenda alrededor de este centro, un espacio que se ha convertido en un clásico de las investigaciones paranormales en España. La historia del edificio se remonta a la segunda mitad del siglo XVI. En esta fecha se construyó, en el solar que actualmente ocupa el Museo, un albergue donde mendigos y personas sin recursos acudían a morir. En el subsuelo de este lugar podrían haber sido enterrados muchos de ellos. Este albergue se convirtió posteriormente en el Hospital General, inaugurado en 1787 por Carlos III. El proyecto, que fue iniciado por el ingeniero José Hermosilla y culminado bajo la dirección de Francisco Sabatini, buscaba reunir en una misma ubicación, en la zona de Atocha, los numerosos centros y hospitales desperdigados por la ciudad. En su interior se veneraba a la imagen de Nuestra Señora de Madrid o Virgen de los Pobres.

MOMIAS RELIGIOSAS

Durante las obras de acondicionamiento se produjo toda una serie de macabros hallazgos, entre los que se encontraban restos de esqueletos, calaveras o cadáveres de niños. En 1990, mientras se llevaba a cabo una segunda remodelación, aparecieron tres monjas momificadas enterradas en la antigua capilla del hospital, una zona que hoy día se utiliza como sótano y en la que algunos trabajadores del museo aseguran que se producen la mayor parte de actividades paranormales. De hecho, las tres momias permanecen enterradas bajo la puerta principal del Museo tras el permiso de la Archidiócesis.

Pese a la rehabilitación del edificio, la pinacoteca madrileña era escenario de todo tipo de extraños sucesos. Una situación que estudió investigadores y especialistas. Acudieron por primera vez al Museo en 1992, y fueron testigos de fenómenos inexplicables como que los ascensores se pusiesen en marcha por sí solos durante las noches. Los hechos empezaron a sucederse meses después del traslado del Guernica ese mismo año. Un cambio de lugar que resultó muy polémico puesto que numerosos expertos consideraban que el Reina Sofía no era el sitio más idóneo para la obra de Picasso y que se encontraba mejor en su anterior ubicación, el Casón del Buen Retiro. Por este motivo, hay investigadores que aseguran que los hechos paranormales están protagonizados por el fantasma de Pablo Picasso, enfadado por el traslado de su cuadro a un hospital convertido en museo.

Las teorías no acaban ahí. Una médium afirmó que el espíritu existía y que se trataba de un sacerdote que murió torturado durante la Guerra Civil en una zona del hospital que habría sido utilizada en esta época como cárcel y centro de tortura.

                                              ATAÚLFO RESPONDE A LA LLAMADA

Sin embargo, la cosa fue a más. Y es que según cuentan, algunos vigilantes nocturnos se tomaron a broma la cuestión del fantasma en el museo y decidieron llamarle a través de una ouija. Apareció un espíritu al que atribuyeron el nombre de Ataúlfo, quien hizo una trágica previsión a uno de los trabajadores presentes: «Dentro de unos días vas a tener una gran desgracia. Prepárate». Días después un familiar muy cercano del vigilante fallecía en un accidente de tráfico, tal y como documenta el libro. Para algunos no fue más que una cruel coincidencia, pero otros llegaron a sentir miedo y pidieron el traslado de puesto de trabajo.
Un antiguo vigilante del Reina Sofía denunció estos sucesos paranormales en octubre de 1997 ante la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid. El ex trabajador del Museo pidió la baja por la depresión que le habrían ocasionado las supuestas apariciones del fantasma y reclamó a la Consejería que realizase un exorcismo en la pinacoteca para acabar con el espíritu.
Además, el denunciante aseguró que por culpa de este fantasma había enfermado, sufría nerviosismo, sudores y mareos. Unos síntomas que, según afirmó en su escrito, desaparecieron nada más ser trasladado, motivo por el que reclamó que sus problemas fuesen considerados enfermedad laboral.
En cualquier caso, si visitas el Reina Sofía presta atención, es posible que alguna aparición vigile tus pasos.

 


















miércoles, 24 de febrero de 2016

DIGAMOS QUE HABLAMOS DE MADRID 8 (Continuación)

UNO  DE NUESTROS  RESTAURANTES  FIGURA  EN  EL  LIBRO  GUINNESS  DE  LOS  RECORDS

 El restaurante Sobrino de Botín reposa en sus páginas como… ¡el restaurante más antiguo del mundo! Sus bodegas (que datan de 1590), su horno de leña de encina y sus caldos castellanos o corderos tienen fama internacional. Pero aún más sorprendente que su fama o antigüedad es que, en un momento de la historia, aquí se acababa la ciudad. Madrid terminaba en la Casa Botín.
Ya es tener historia haber sido la frontera que marcaba el fin de la ciudad, ¿verdad?

                               LA TIENDA MÁS ANTIGUA DE MADRID ES… ¡UNA FARMACIA!

  La Farmacia de la Reina Madre, situada en la calle Mayor 59, no es sólo la farmacia más antigua de Madrid, sino que forma parte de la historia de la Villa y Corte. Creada en 1578 por un alquimista veneciano, fue Felipe V quien concedió el nombre de “Farmacia de la Reina Madre”, así como el escudo oficial a la botica en agradecimiento por los servicios prestados a su segunda esposa Isabel de Farnesio. Además de abastecer a la Casa Real durante décadas en este establecimiento se vendieron las primeras quinas traídas de América junto con drogas, píldoras áureas y misteriosos productos como la piedra imán y el extracto de momia egipcia. Actualmente la Real Botica es un museo que atesora documentos y objetos de gran valor histórico, entre los que cabe destacar libros antiguos y 1600 recetas antiguas, una de ellas a nombre de Miguel de Cervantes        


    TENEMOS UN BOSQUE DE FINLANDIA 
Así se llama un enorme bosque de árboles de hoja caduca y coníferas (típicos del país finés) que podemos encontrar en Rascafría. Su altura (1.000 metros sobre el nivel del mar) y el río Lozoya lo convierten en un paraje propio de países más fríos. Está frente al Monasterio de El Paular, M-604, en el kilómetro 27.200.            

                                    TEMPLETE DEL METRO (RED DE SAN LUIS) 
El Templete del Metro de la Red de San Luis se construyó como acceso de la primera línea de la nueva red metropolitana, la Norte-Sur. Estuvo operativo en medio de la Plaza desde 1920 hasta 1970, año en que se desmanteló y se llevó a la ciudad natal del arquitecto. Durante la construcción de este segundo tramo, ya en el año 1919, se inauguró la estación de Metro denominada: Gran Vía (correspondía a la línea 1), aunque en el primitivo proyecto figuraba con el nombre de Red de San Luis. La primera línea de la nueva red metropolitana, la Norte-Sur, fue inaugurada el 17 de octubre de 1919. La línea partía de la Glorieta de Cuatro Caminos, y discurría bajo las calles de Santa Engracia, Luchana, Fuencarral y Montera, hasta la Puerta del Sol. Para alinear su construcción, se había empleado el trazado de las exiguas calles: en túnel desde la puerta del Sol hasta la glorieta de Bilbao y desde allí hasta los Cuatro Caminos, 'levantando' literalmente las calles más anchas con el objeto de construir túneles y estaciones más someramente. Salvo en las estaciones de Sol y Gran Vía, cuyos accesos 
La salida a la superficie de la estación Gran Vía estaba en medio de la plazuela de la Red de San Luis, y como se encontraba a gran profundidad (20m.) fue necesario un ascensor. La Compañía del Metropolitano Alfonso XIII encargó el diseño del proyecto al arquitecto Antonio Palacios Ramilo (autor del Palacio de Comunicaciones entre otros). El proyecto fue realizado en forma de templete de granito que se construyó en mitad de la citada plaza. El templete estaba cubierto por una marquesina de hierro y cristal. La marquesina y su ascensor estuvieron operativos en medio de la Plaza hasta 1970, año en el que con motivo de la inauguración de pasos subterráneos con accesos a la nueva línea 5, se suprimió el servicio de ascensor y se desmanteló el templete