domingo, 31 de enero de 2016

DIGAMOS QUE HABLAMOS DE MADRID 3- (Continuación)

                                     VIADUCTO DE SEGOVIA O DE LOS SUICIDAS


 Supongo que no hace falta mucha explicación sobre este negro nombre ¿no? de hecho al ser desde sus inicios un lugar en donde la gente se suicidaba se optó por poner unas paredes de cristal para evitar catástrofes. Para que os hagáis a la idea en la década de los noventa se producían a un ritmo de cuatro suicidios al mes en el viaducto.
La leyenda popular cuenta que el caso más excepcional fue en el siglo XIX, cuando una enamorada se arrojó desde el puente porque sus padres no la dejaban casarse con su amado. El vuelo de la falda amortiguó la caída salvándole la vida.  

                                                UN POCO DE PICARESCA ESPAÑOLA
                                       
Un gran "arte" que dio la España del siglo de oro al Continente, fue la picaresca española, ese arte de engañar, timar y robar de una forma elegante e inteligente. Aún se conserva ese aura positiva, aunque sea un hecho tan autodestructivo y egoísta para la sociedad.
En la calle del Rollo, muy cerca de la Plaza de la Villa, se encuentra un edificio muy curioso. Si uno se fija bien puede ver que las ventanas son totalmente irregulares, que no tienen ningún sentido. Pero sí, tienen su razón de ser. Resulta que cuando Madrid pasó a ser la capital de España en detrimento de Toledo toda la corte real se tuvo que trasladar. En esa época Madrid no tenía infraestructura para albergar la corte del reino más poderoso del momento, por lo que se creó una ley que obligaba que todas las casas debieran de donar la mitad de su espacio a la corte.

Pero había una excepción, las casas que eran irregulares y no tenían una mitad exacta, por lo que los madrileños de aquel entonces viendo que era una ley injusta se dedicaron a hacer cuartos irregulares, con ventanas si sentido, para que no se pudieran dividir sus hogares.

Como dice otro refrán típico de la picaresca española: "Hecha la ley, hecha la trampa".

                                                             









        EL PERRO PACO 
                                                        
El perro Paco frecuentaba los cafés madrileños de la Puerta del Sol y de la Calle de Alcalá a finales del siglo XIX. En un día del mes de octubre se coló en el Café Fornos buscando algún pedazo de pan. Se acercó al Marqués de Bogaraya que le regaló con un pedazo de hueso, las gracias del perro hicieron que le pusiese el nombre de Paco debido a que el Marqués se encontraba celebrando la festividad de Francisco de Asís. El Marqués acudía diariamente a comer al Fornos y esto hizo que se convirtiera en una costumbre visitarlo. Pronto el perro Paco pasó también a la hora de la cena. Y cuando no conseguía nada, cruzaba la calle de Alcalá para ir al Café Suizo. Esta actitud atrajo la simpatía de los habituales a los cafés de tertulia de la época, y pronto trascendió a la prensa madrileña.
La prensa le halagaba tanto que llegaron a componerse canciones en su honor. Pronto el acceso le era permitido en muchos locales, incluso en aquellos en los que la entrada estaba prohibida para perros. No había portero o personal de vigilancia que le negara la entrada por miedo a "la mala prensa". Paco era un compañero de los carruajes de paseo de los toreros famosos de la época.
Lo que más le gustaba a Paco eran los toros. En aquel entonces, la Plaza de Toros de Madrid estaba
en el lugar en que hoy se alza el Palacio de los Deportes, Avenida de Felipe II entonces llamada Avenida de la Plaza de Toros. Los días de lidia, los madrileños subían a los toros calle Alcalá arriba. Y Paco subía como uno más. Solía ocupar su localidad en el tendido 9 y asistía al espectáculo de la cruz a la raya. Al terminar las faenas, muerto el toro, gustaba de saltar a la arena y hacer unas cabriolas, para regresar a su localidad con los clarines que anunciaban el siguiente toro. A la gente eso le gustaba. 
De hecho, podría decirse que fue la excesiva afición a los toros la que le costó la vida al pobre Paco. La tarde del 21 de junio de 1882, un novillero lidiaba, malamente, a uno de los toros que le había tocado en suerte. En el momento de la suerte suprema, nadie sabe por qué (habría que saber de psicología perruna), Paco saltó a la arena. Comenzó a hacer cabriolas, como reprochándole al lidiador su escasa pericia. Éste, temiendo tropezarse con el can, y para sacárselo de encima, le dio un estoconazo. 
A duras penas sobrevivió el lidiador a las iras del pueblo de Madrid, que quería lincharlo. ¡Había herido a Paco! Finalmente, el empresario teatral Felipe Ducazcal, hombre muy querido en Madrid, consiguió apaciguar a las masas, y llevarse a Paco para que lo cuidasen. Mas nuestro can nunca se recuperó y murió poco después. Tras una etapa sin pena ni gloria disecado en una taberna de Madrid, fue enterrado en el Retiro.
Como nunca llegó a reunirse dinero para hacerle una estatua, no sabemos bien ni cómo era, ni dónde está enterrado. Pero Paco es, desde luego, un extraño, conmovedor caso de psicología colectiva. Todo un pueblo, el de Madrid, se aplicó a quererlo, a alimentarlo, a respetarlo. Lo que empezó como una diversión terminó siendo un fenómeno de masas, pues incluso hubo avispados comerciantes que lanzaron productos «Perro Paco».

 LA REVERENCIA DEL REY
En la Plaza de la Villa se encuentra la Torre de los Lujanes, unos ricos comerciantes aragoneses del siglo XV.  Cuenta la leyenda que el rey Francisco I de Francia fue hecho prisionero en la batalla de Pavía, y que como a todos los prisioneros importantes por los que se puede cobrar un rescate fue instalado en un sitio acorde, en esta torre.
Pero para que el pueblo madrileño pudiera sentir su humillación en la puerta de la torre pusieron unos tablones para taponar la mitad de la entrada, así cualquier persona que intentara salir se

tenía que agachar.       
La intención era que el Rey, con una Plaza abarrotada por la muchedumbre saliera inclinado, haciendo una reverencia a la plebe española. Pero el tiro salió por la culata, ya que el rey viendo lo que intentaban, salió agachándose de espaldas, dando el culo al pueblo. 







jueves, 28 de enero de 2016

DIGAMOS QUE HABLAMOS DE MADRID 2-(Continuación)

 

¿POR QUÉ HAY UN OSO Y UN MADROÑO EN EL ESCUDO DE MADRID?

 EL ESCUDO DE LA CIUDAD DE MADRID

«De plata, un oso de sable apoyado en un madroño sinople, frutado de gules. Bordura de azul, cargada de siete estrellas de plata. Al timbre, corona real abierta». Así es la descripción heráldica del escudo de la ciudad de Madrid.
Según los historiadores, el origen de este escudo es similar al de otros medievales, y se remonta al siglo XII, cuando comenzaron a utilizarse como insignia bélica para distinguir a unos caballeros de otros.Fue utilizado por primera vez por parte de las tropas madrileñas en las campañas contra los musulmanes en Andalucía.   

LA CORONA Y LAS ESTRELLAS


                       ¿DE DÓNDE VIENEN LAS SIETE ESTRELLAS Y LA CORONA ABIERTA?  

                      HISTORIAS QUE DIERON LUGAR A LA INSIGNIA DEL AYUNTAMIENTO

Las siete estrellas incrustadas en la banda azul, simbolizan la Osa Mayor, que, como ya hemos mencionado, era otro de los símbolos de la capital. Esta constelación es más conocida como el «Carro», debido a la forma que surge de unir los puntos mientras se las contempla desde el suelo terrestre.
Por último, el escudo se remataría con la Corona, símbolo de la Monarquía, que se añadiría en 1544. La ciudad recibiría a partir de entonces el título de Coronada Villa de Madrid..


EL ¿OSO? Y EL MADROÑO
En primer lugar... no, no es un oso, es una osa. Los orígenes se remontan hace 800 años, a 1202, cuando Alfonso VIII concede los fueros a Madrid, dando lugar a una disputa entre iglesia y clero. El rey toma una decisión salomónica, para la Iglesia los pastos y tierras que rodeaban al castillo de Madrid y sus montes, para el Concejo los pies de los árboles y la caza. De ahí que la osa esté en comunión con un árbol, representación de la unión del pueblo y la iglesia.
En el lomo la osa tiene 7 estrellas, que representan a la constelación de la osa mayor

¿POR QUÉ UN OSO?

Cuenta la leyenda que se eligió un oso como emblema en homenaje a un oso pardo que el rey Alfonso XI cazó en uno de los montes cercanos a la capital. En aquel entonces, era frecuente que estos animales vagaran por las inmediaciones de la ciudad.La polémica se ha desatado en torno al sexo del animal. Y es que, según sostenía hace unos años el director del Archivo Histórico de la Villa, antaño el blasón de del Concejo llevaba una osa sobre un campo blanco. En heráldica, las hembras eran el símbolo de la fecundidad y la abundancia.

¿Y EL MADROÑO?  

El oso estaba al principio unido a una torre, que sería sustituida posteriormente por un madroño. Estos árboles eran habituales en las afueras de la ciudad durante toda la época medieval. No obstante, el origen de este símbolo se remonta a un hecho concreto ocurrido en el siglo XIII.
En aquel entonces se produjo una disputa entre la Villa y el cabildo de la clerecía de Madrid sobre la propiedad de ciertos terrenos que ambos reclamaban. Finalmente, se consiguió llegar a un acuerdo por el que la Villa se quedaba con los territorios arbolados y el cabildo con los sitios de pasto. Por ello, se decidió incluir este árbol en el emblema de al ciudad.
Además, se decidió situar al oso en actitud de comerse las hojas porque, según se creía entonces, estas eran un buen remedio contra la peste.

domingo, 24 de enero de 2016

DIGAMOS QUE HABLAMOS DE MADRID 1

                          
                                       
                                    MADRID
                    COSTUMBRES, ANÉCDOTAS Y MISTERIOS
                                           

Tal vez una de las curiosidades más bonitas de la ciudad es el origen del nombre de Madrid, ya que va unido a la belleza y riqueza de esta tierra mucho más rica en aguas de lo que a priori pueda parecer.
A pesar de que su río Manzanares no es gran cosa, los subsuelos de la ciudad están recorridos por bastantes arroyos y afluentes que han quedado encajonados bajo el pavimento.
Paseo de la Castellana, arroyo Leganitos, Caños del Peral…
Por ese motivo cuando llegaron los árabes encontraron un lugar que era conocido como “Matrice”, nombre ya anterior a los visigodos y que significaba algo así como “madre de las aguas”.
Los árabes añaden el sufijo “t” (lugar) a la palabra “mayra” (matriz), dando lugar a la palabra Mayrit o Magerit.
                                                 LOS CHISPEROS                  
  Personajes que aparecen una y otra vez en las zarzuelas y obras costumbristas madrileñas no son más que los herreros de los barrios de Maravillas (Malasaña) y Chueca.

    
                                                        



                           LAS CORRALAS             
También llamadas “casas de corredor“, es un estilo típico de construcción puramente madrileño (asociado por otra parte al barrio de Lavapiés).
Si nos pusiéramos a buscar sus raíces tendríamos que remontarnos a las construcciones judías (gurrálát) y árabes (adarves). Buscando sus similitudes más cercanas, es evidente su gran parecido con los típicos patios de vecinos andaluces.
Este tipo de construcción se comenzó a realizar en Madrid en los siglos XVI y XVII, después que Felipe II se trajera la corte, provocando con ello una gran demanda de viviendas que obliga¬ ba a aprovechar cada metro de suelo. Pero de esa época no ha quedado nada. Las corralas que hoy se conservan datan de los siglos XVIII y XIX.
Arquitectónicamente, podríamos decir que cuentan con un corredor, de ahí su nombre de corrala, en torno a un patio central. Las viviendas se distribuyen alrededor de este patio dividiéndose en exteriores e interiores, estas ultimas llamadas ‘cuartos’.
En origen no contaban más que de un retrete por planta, situado al final del corredor. Sobra decir que las condiciones de habitabilidad eran muy precarias y que el hacinamiento de gente era una constante. El único lujo ornamental del inmueble era la fuente de fundición, cuando la había, y que abastecía de agua a los vecinos. Las primeras se levantaron en la zona de Lavapiés y Embajadores. Más tarde, a mediados del XIX se construyeron en todos los barrios populares, Maravillas (Malasaña), Tetuán, Vallecas, Carabanchel.
Por lo general se trataba de aprovechar solares con poca fachada y escasa luminosidad para dar alojamiento a trabajadores y artesanos.
Las más antiguas que nos quedan, como ya hemos dicho antes, datan de finales del XVIII y principios del XIX, siglo en que sirvieron de inspiración a los autores de la época como escenario para muchas de sus obras y siglo en que recibieron el sobrenombre de “Casas de tócame Roque”. Bastará recordar los sainetes y algunas obras de Pío Baroja o Galdós. Por cierto, la casa de “Tócame Roque” se encontraba en la esquina de las calles Barquillo y Belén.


        GATOS Y GATAS  

Los más puestos en el tema ya sabrán que a los madrileños y madrileñas se les conoce como gatos y gatas. Pues bien, el origen de este apelativo no se debe a que arañen o que sean personas esquivas, sino a una leyenda (con dos versiones como siempre) que habla de la habilidad demostrada por los madrileños a la hora de asaltar una fortaleza enemiga trepando por sus muros.
Parece ser que las huestes madrileñas se presentaron con cierto retraso a la cita con Alfonso VI que iba a asaltar un castillo o ciudad. Al llegar los madrileños, preguntaron dónde podían acampar.
El rey, ofendido por el retraso, les mostró los muros enemigos y dijo que detrás de ellos tenían reservado el lugar. Los madrileños ni cortos ni perezosos se echaron al foso y treparon por las paredes “como gatos” ante el asombro del resto de las tropas que no cesaban de gritar “ahí van los gatos” y cosas parecidas. Evidentemente tomaron la posición enemiga.

                                                      EL CHOTIS


Una prueba más de la habilidad del pueblo madrileño para asimilar culturas, usos y costumbres ajenas.
Este baile, el más popular y castizo donde los haya, llegó a la corte procedente posiblemente de Alemania o tal vez Escocia, aunque la cosa no parece muy documentada. Sin embargo se sabe que se bailó por primera vez en la capital en 1850 bajo el nombre de Polca Real. Luego, el pueblo llano se encargó de hacerle suyo y popularizarlo hasta convertirlo en uno de los símbolos del Madrid festivo.


                 






MADRID: MADRILEÑOS Y TURISTAS


                50 cosas que un Madrileño sabe y un Turista no
Hoy vamos a hablar sobre Madrid, o como dice la canción pongamos que hablo de Madrid.  Hay muchas cosas que para un madrileño son  obvias pero para los visitantes no lo son tanto. Así que este artículo va dedicado a los no madrileños, para que sepan entender un poco mejor  cómo somos.

1)    El ir de Callao a Sol por Preciados en Navidad es una mala idea, no lo intentes, 30 minutos tardé  la primera vez y la última.
2)    Hacer todas las combinaciones que hagan falta para no tener que hacer transbordo en Diego de León, Cuatro Caminos o Nuevos Ministerios, se hacen los pasillos interminables.
3)    Que para sacar la mejor foto de la Gran Vía, el  mejor sitio es subir a la Cafetería del Corte Inglés de Callao.
4)    Saber que el Rastro también abren los festivos, no solo los domingos, y recorrerlo tranquilamente sin empujones.
5)    Que cuando quiero ir a ver un parque bonito tengo más opciones que El Retiro y con menos gente como el Parque del Capricho, el Campo del Moro, El Parque del Oeste, El Jardín Botánico  o El Parque de Europa en la Localidad Madrileña de Torrejón de Ardoz
6)    Que es más bonita la Cripta de la Catedral de la Almudena, que la Almudena en sí.
7)    Que antes de la Catedral de la Almudena, la nuestra era la de San Isidro y La Virgen de Atocha.
8)    Te sabes mejor las líneas de Metro que las calles de Madrid.
9)    Que cuando un madrileño te dice que una cosa está a 10 minutos mejor coger el metro.
10)    Te sabes de memoria que Búho tienes que coger para volver a tu casa por la noche.
11)    Piensas que la mejor agua es la de Madrid y pides en los bares agua del grifo en vez de agua embotellada.
12)    No quedamos con los amigos en el “Km 0” ó en “El oso y el madroño”. Vale lo hacemos pero sabemos que es una mala idea.
13)    Que te pregunten por la Plaza de Emilio Jiménez Milla y no sepa dónde está hasta que te digan, al lado de la plaza de los cubos.
14)    Que mientras los turistas piensan que la comida típica son los callos, entresijos, gallinejas y el cocido madrileño, para ti sean los churros y el bocata de calamares.
15)    Cuando hablamos por teléfono decimos que llamamos de aquí, como si ya supieran que estás en Madrid.
16)    Lo primero que preguntamos cuando nos presentan a alguien es ¿Y tú de dónde eres?
17)    Encontrar a alguien que sea gato es igual de probable a que te toque la lotería de Navidad en Doña Manolita.
18)    Nosotros no nos vamos de turismo rural, nos vamos al pueblo.
19)    Piensas que el cielo de Madrid es el más bonito de España, pero por la noche no se ve ni una estrella.
20)    Sabes que estás llegando a Madrid cuando ves la boina de contaminación a lo lejos en un día despejado.
21)    Te sorprende cada vez que sales fuera de Madrid y los coches frenan cuando estás esperando en un paso de peatones.
22)    Pensamos que donde mejor se habla el castellano y más neutro es en “Madriz”.
23)    Es más probable que te encuentres a tu vecino en la playa que fuera de tu portal.
24)    Para ir al aeropuerto en transporte público cogemos el autobús 200 desde Avenida de América para no pagar los 4,5 € de suplemento.
25)    Que vayas a comer fuera y termines cenando en el VIPS
26)    Que el parking de Plaza España es más que un Parking.
27)    Aprovechas cualquier fiesta de barrio para hacer un botellón.
28)    Todos tenemos una foto del Templo de Debod al atardecer, no te creas que estás haciendo la foto del siglo.
29)    A todos nos han llevado en Navidad a Cortilandia, no lo niegues, y cuando seas mayor llevaras a tus hijos.
30)    Solo has estado en el museo del Prado de pequeño con el colegio.
31)    Seguramente un turista haya visitado más museos en Madrid en un día, que un madrileño en toda su vida.
32)    Te podemos contar todos los monumentos que hay en otras ciudades pero no los que hay en Madrid.
33)    No todos los madrileños somos del Real Madrid ni a todos nos gusta el fútbol.
34)    Si queremos ver rosas no nos vamos al Jardín Botánico, nos vamos a La Rosaleda.
35)    Cuando estás fuera de España, te hace ilusión encontrarte con un madrileño, cuando está en Madrid, piensas porque no habrá más madrileños por el mundo.
36)    Que sea la una de la madrugada y apures al máximo la fiesta porque sabes que el último metro sale de la cabecera a la 1,30.
37)    No haber ido nunca, a tomar las uvas a la puerta del Sol. Pero estás el primero para tomar las pre-uvas.
38)    Todos sabemos que hay una estatua del demonio en el Retiro, no quieras dártelas de listo.
39)    Todos sabemos que el Museo Chicote, nada tiene que ver con Alberto Chicote. Es coincidencia.
40)    Un madrileño ha ido al Parque de Atracciones y al Zoo más veces que tú.
41)    Nosotros de pequeños nos levantamos pronto para ir a la Casa de Campo para hacer Picnic, un turista un domingo por la mañana en la Casa de Campo no está precisamente haciendo Picnic…
42)    Cogemos el coche hasta para ir al bar de la esquina y vamos al centro a dejar el coche en un parking de pago.
43)    Sabemos que en las escaleras mecánicas del metro hay que ponerse en el lado derecho, no nos impidas el paso, será lo último que hagas.
44)    Vamos andando a los sitios el doble de rápido que tú aunque no tengamos prisa, está en nuestra naturaleza.
45)    Cuando llega un puente no nos quedamos en casa a descansar nos vamos a descansar fuera de Madrid.
46)    Los madrileños estamos seguros de que la próxima vez nos darán las olimpiadas, es como Eurovisión lo vemos todos los años y siempre creemos que vamos a ganar.
47)    Antes íbamos en Navidad a la plaza Mayor a los puestos de artículo de bromas a comprar caretas y pelucas que solo nos poníamos ese día.
48)    A lo largo de tú vida has ido pasando por diferentes zonas de fiesta (Bilbao, Argüelles, Torre Europa, Alonso Martínez,..), ahora te debates entre Huertas o Malasaña.
49)    Te acuerdas cuando de pequeño tenía que explicar lo que era el Metro y ahora todas las ciudades tienen un tranvía.
50)    Te encanta Madrid, no vivirías en otro sitio, pero no la soportas.
Y aquí termina la lista. Espero que os haya gustado y que la mayoría de los madrileños os hayáis identificado en ellas, y si no dinos en los comentarios ¿qué cosas sabes de Madrid que un turista no?

lunes, 4 de enero de 2016

Sor Juana Inés de la Cruz


Finalizadas las fiestas volvemos con las escritoras olvidadas, aunque a esta, precisamente no se le puede llamar así, pues junto con Teresa de Jesús, es una de las más  leída de la Edad Media, hay que reconocer que fue una adelantada a su época, pues al contrario de la anteriormente citada, Teresa de Jesús, ella eligió el convento por tener una gran vocación, al contrario, eligió este modo de vida por que era el único que la permitía ser, libre, para expresar sus ideas. 

Son  dignos de tener en cuenta esos versos, que dedica a los hombres, haciéndoles  ver que a la mujer hay que considerarla algo más que un cuerpo sin alma,"como decía la Iglesia"

                             Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón

                               Sin ver que sois la causa  lo mismo que acusáis

Si se lee con detenimiento su biografía nos damos cuenta de la calidad de esta gran mujer, pero como  siempre, desde que el mudo es mundo, las envidias acabaron por derrotarla e integrase en el sistema establecido por la iglesia,

  Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 -
Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana, la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. La influencia del barroco español, visible en su producción lírica y dramática, no llegó a oscurecer la profunda originalidad de su obra. Su espíritu inquieto y su afán de saber la llevaron a enfrentarse con los convencionalismos de su tiempo, que no veía con buenos ojos que una mujer manifestara curiosidad intelectual e independencia de pensamiento.
Biografía
Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. En 1659 se trasladó con su familia a la capital mexicana. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición, su viva inteligencia y su habilidad versificadora.
pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que Sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.
Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales, como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente y admirador del poeta cordobés Luis de Góngora (cuya obra introdujo en el virreinato), y también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una profunda amistad. En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro (en los que se aprecia, respectivamente, la influencia de Luis de Góngora y Calderón de la Barca), hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.
Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se han conservado cabe señalar la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. El obispo de Puebla, Manuel Fernández de la Cruz, había publicado en 1690 una obra de Sor Juana Inés, la Carta athenagórica, en la que la religiosa hacía una dura crítica al «sermón del Mandato» del jesuita portugués António Vieira sobre las «finezas de Cristo». Pero el obispo había añadido a la obra una «Carta de Sor Filotea de la Cruz», es decir, un texto escrito por él mismo bajo ese pseudónimo en el que, aun reconociendo el talento de Sor Juana Inés, le recomendaba que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, antes que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres.
En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (es decir, al obispo de Puebla), Sor Juana  Inés de la Cruz da cuenta de su vida y reivindica el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento «no sólo les es lícito, sino muy provechoso». La Respuesta es además una bella muestra de su prosa y contiene abundantes datos biográficos, a través de los cuales podemos concretar muchos rasgos psicológicos de la ilustre religiosa. Pero, a pesar de la contundencia de su réplica, la crítica del obispo de Puebla la afectó profundamente; tanto que, poco después, Sor Juana Inés de la Cruz vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se consagró por completo a la vida religiosa.

Firma autógrafa de Sor Juana
Murió mientras ayudaba a sus compañeras enfermas durante la epidemia de cólera que asoló México en el año 1695. La poesía del Barroco alcanzó con ella su momento culminante, y al mismo tiempo introdujo elementos analíticos y reflexivos que anticipaban a los poetas de la Ilustración del siglo XVIII. Sus obras completas se publicaron en España en tres volúmenes: Inundación castálida de la única poetisa, musa décima, Sor Juana Inés de la Cruz (1689), Segundo volumen de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz (1692) y Fama y obras póstumas del Fénix de México(1700), con una biografía del jesuita P. Calleja.   Resultado de imagen de sor juana ines dela cruz