martes, 23 de febrero de 2016

DIGAMOS QUE HABLAMOS DE MADRID 7 (Continuación)

                                                            PROHIBIDO PIROPEAR.

Alfonso XIII y Primo de Rivera.

De la prohibición de los puestos de castañas asadas a la de los piropos. Ocurrió durante la dictadura de Primo de Rivera, entre 1923 y 1930. El código Penal de 1928 trajo el propósito de corregir «el desarraigo de costumbres viciosas» que se producían por «gestos, ademanes, frases groseras o chabacanas». El piropo, «aún con propósito de galantería», quedó incluido, con penas de arresto de 5 a 20 días y multas de 40 a 500 pesetas. La medida agudizó el ingenio de los madrileños, que comenzaron a piropear con carteles escritos -la restricción no decía nada en este sentido- y con mensajes irónicos a través del mismo vehículo. «Adiós Vicenta, no te digo nada por temor a las cuarenta», llegó a leerse. La medida se anuló con la llegada de la República.  
                                                      EL RELOJ MÁS GRANDE                                                    
 Reloj de la Estación de Atocha                                                           
Aunque la fama pudiera evocar al reloj de la Puerta del Sol, ya contemplada en curiosidades anteriores, el más grande de todo Madrid está en Atocha, asidero de viajeros y viandantes. Situado en lo alto de una torre de ladrillo, este reloj con fondo blanco tiene unas manecillas que miden 5 y 7 metros respectivamente. Lejos de la historia que ocultan sus «hermanos» en otros puntos de la ciudad, éste es relativamente joven: fue construido en la remodelación de la estación de Atocha, entre 1985 y 1992.
 Papelera "Pedritos"                                                                                              Pedro Rico López

             «PEDRITOS» POR DOQUIERPedro, de primeras, no es más que un nombre común, pero en el caso de Madrid esconde algo más. En 1934, Madrid se inundó de «pedritos», que no eran otra cosa que unas papeleras de forma redonda y achatada que se colocaron por toda la ciudad. Ahora, la siguiente pregunta a responder es: ¿por qué «pedritos»? La respuesta, se encuentra en Pedro Rico López, alcalde de la ciudad en la época, cuya fisionomía inspiró a los  madrileños para bautizar sus nuevas papeleras. Un hombre ancho y chaparro que dio nombre a las mismas.  UNA TORRE DE CUENTO EN MITAD DE UN LAGO
Se trata de una torre de estilo gótico-plateresco situada en el Embalse de Santillana. La torre quedó en mitad del lago cuando el embalse original se quedó pequeño e hicieron uno nuevo sobre este. Si queréis verla, poned rumbo a Manzanares el Real y Soto del Real, cerca de la Sierra de Guadarrama.

EL ÁNGEL CAÍDO DEL RETIRO  SE ENCUENTRA,   A 666 METROS SOBRE EL NIVEL DEL MAR…

La Glorieta del Ángel Caído se encuentra a una altitud topográfica oficial de 666 metros sobre el nivel del mar en Alicante. Esta coincidencia con el llamado Número de la Bestia, unida a la existencia de una falsa creencia popular moderna según la cual el monumento es una suerte de «homenaje» a Lucifer, al mal, o a lo herético, ha despertado la imaginación de muchos aficionados al esoterismo. Sin embargo, este hecho no es en absoluto raro en Madrid, pues la altura media de la capital española es de 655 metros sobre la mencionada referencia. Muchas personas creen que este es el único monumento en el Mundo alusivo al Ángel Caído, pero esto no es así, pues en la ciudad de Turín (Italia) existe una escultura de Lucifer en la cima del Monumento al Traforo del Frejus, y en Tandapi (Quito, Ecuador) la obra titulada: El poder brutal representa la cara del Diablo.

        

 








                                        

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