UNO DE
NUESTROS RESTAURANTES FIGURA
EN EL LIBRO
GUINNESS DE LOS
RECORDS
El restaurante Sobrino de Botín reposa en sus páginas como… ¡el
restaurante más antiguo del mundo! Sus bodegas (que datan de 1590), su horno de
leña de encina y sus caldos castellanos o corderos tienen fama internacional.
Pero aún más sorprendente que su fama o antigüedad es que, en un momento de la
historia, aquí se acababa la ciudad. Madrid terminaba en la Casa Botín.
Ya es tener historia haber sido la frontera que marcaba el fin
de la ciudad, ¿verdad?
LA TIENDA MÁS ANTIGUA DE MADRID ES… ¡UNA FARMACIA!
La Farmacia de la Reina Madre, situada en la calle Mayor 59, no es sólo la farmacia más antigua de Madrid, sino que forma parte de la historia de la Villa y Corte. Creada en 1578 por un alquimista veneciano, fue Felipe V quien concedió el nombre de “Farmacia de la Reina Madre”, así como el escudo oficial a la botica en agradecimiento por los servicios prestados a su segunda esposa Isabel de Farnesio. Además de abastecer a la Casa Real durante décadas en este establecimiento se vendieron las primeras quinas traídas de América junto con drogas, píldoras áureas y misteriosos productos como la piedra imán y el extracto de momia egipcia. Actualmente la Real Botica es un museo que atesora documentos y objetos de gran valor histórico, entre los que cabe destacar libros antiguos y 1600 recetas antiguas, una de ellas a nombre de Miguel de Cervantes
Así se
llama un enorme bosque de árboles de hoja caduca y coníferas (típicos del país
finés) que podemos encontrar en Rascafría.
Su altura (1.000 metros sobre el nivel del mar) y el río Lozoya lo convierten en un paraje propio de países más fríos.
Está frente al Monasterio de El Paular,
M-604, en el kilómetro 27.200.
El Templete del Metro de la Red de San Luis se construyó como acceso de la primera línea de la nueva red metropolitana, la Norte-Sur. Estuvo operativo en medio de la Plaza desde 1920 hasta 1970, año en que se desmanteló y se llevó a la ciudad natal del arquitecto. Durante la construcción de este segundo tramo, ya en el año 1919, se inauguró la estación de Metro denominada: Gran Vía (correspondía a la línea 1), aunque en el primitivo proyecto figuraba con el nombre de Red de San Luis. La primera línea de la nueva red metropolitana, la Norte-Sur, fue inaugurada el 17 de octubre de 1919. La línea partía de la Glorieta de Cuatro Caminos, y discurría bajo las calles de Santa Engracia, Luchana, Fuencarral y Montera, hasta la Puerta del Sol. Para alinear su construcción, se había empleado el trazado de las exiguas calles: en túnel desde la puerta del Sol hasta la glorieta de Bilbao y desde allí hasta los Cuatro Caminos, 'levantando' literalmente las calles más anchas con el objeto de construir túneles y estaciones más someramente. Salvo en las estaciones de Sol y Gran Vía, cuyos accesos
La
salida a la superficie de la estación Gran Vía estaba en medio de la plazuela
de la Red de San Luis, y como se encontraba a
gran profundidad (20m.) fue necesario un ascensor. La Compañía del
Metropolitano Alfonso XIII encargó el diseño del proyecto al arquitecto Antonio Palacios Ramilo (autor del Palacio de
Comunicaciones entre
otros). El proyecto fue realizado en forma de templete de granito que
se construyó en mitad de la citada plaza. El templete estaba
cubierto por una marquesina de hierro y cristal. La marquesina y
su ascensor estuvieron operativos en medio de la Plaza hasta 1970, año en el
que con motivo de la inauguración de pasos subterráneos con accesos a la nueva
línea 5, se suprimió el servicio de ascensor y se desmanteló el templete
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